El desarrollador Michael Catanzaro (miembro de GNOME, Fedora y Red Hat) ha escrito un artículo muy interesante en su blog sobre el software y las estrategias que el popular escritorio de Linux tiene en mente, el cual recomiendo leer. GNOME ha tenido algunos problemas con sus aplicaciones por defecto, ya que hasta ahora no había un consenso sólido para unificar y ofrecer una suite de apps 100% coherente. Desde el nacimiento del nuevo Shell rediseñaron un montón de programas, los han simplificado, han cambiado de nombre, unos han desaparecido, otros los han sustituído… ¿bajo qué criterios? Eso es lo que se ha planteado el equipo de desarrollo, y por fin empezamos a tener respuestas claras. Algo útil para muchos usuarios que siguen sin entender la motivación de todos esos cambios.
Para entendernos: ¿qué es lo que define a una app oficial de GNOME? ¿Qué características debe reunir? ¿Cuál es su proceso para ser seleccionada? Puede parecer una tontería, pero tiene todo el sentido aclararlo. Parecía algo obvio en las secciones Development y Mobile, y de manera reciente hemos visto un patrón en Core y Circle para aplicaciones del núcleo y el ecosistema respectivamente. Hace poco han sacado a la palestra Incubator, una nueva sección para las aspirantes a convertirse en algo importante —en esta última se encuentran Loupe y Snapshot—. Pero eso no podía ser todo, porque hay mucho que hacer: se necesita un cribado para eliminar duplicidades y cosas que no son útiles, así como ofrecer soluciones para ciertas carencias… y ahí es donde nos metemos en harina. Si a esto le añadimos el lío que hay con las distros, ofreciendo apps que a veces no pintan nada, el asunto se vuelve más complejo. Las normas deben ser claras, y ya se están esbozando para aplicarlas lo antes posible.
Las aplicaciones a partir de ahora tendrán que respetar unos criterios mucho más explícitos que les harán «ascender» progresivamente si es necesario. Imaginemos que hay una app interesante que aspira a ser reconocida por la comunidad: siendo así, debería cumplir toda una serie de pasos desde su planteaminto hasta su adopción.
- Tener calidad en su funcionamiento y reviews positivas
- Estar mantenida de forma activa
- Usar la tecnología por defecto de GNOME, como libadwaita y compatibilidad con Flathub
- Respetar el diseño de GNOME, incluso el tema oscuro
- Cumplir el código de conducta del proyecto
- Respetar los metadatos requeridos, como un nombre clave
- Respetar las opciones de accesibilidad
- Tener un repositorio público
Con eso pasaría a ser considerada una app de GNOME de pleno derecho, y desde ahí podría optar a la sección de Circle siempre que fuera aprobada. Si por el contrario quiere ser una del núcleo, primero debe ir a Incubator hasta que obtenga la «certificación» y el apoyo adecuado. Si resulta escogida mantendría su nombre en clave, pero el oficial sería uno más genérico: por ejemplo Loupe se denominaría «Visor de imágenes» aunque en clave y metadatos siga siendo Loupe. Esto asegura que los nombres definan la función, haciendo más fácil el reemplazo de la app si fuera necesario. Sigue, por tanto, el mismo patrón que Archivos (a.k.a. Nautilus) o Web (a.k.a. Epiphany).
Esto afecta a lo que ya tenemos, pues debería facilitar los reemplazos así como las votaciones de todo el equipo a la hora de seleccionar software. Por ejemplo Console sustituyó a Terminal sin la aprobación total del equipo de Fedora, y en el pasado hubo apps como Documentos o Fotos que no fueron planteadas de forma apropiada, lo que las llevó a estar sin mantenimiento y finalmente abandonadas. Nos guste más o menos GNOME depende en cierto modo de los desarrolladores de la popular distro, así que una estrategia transparente conseguiría unir fuerzas con el fin de evitar incoherencias y abandonos. De igual forma, el cumplimiento de esos requisitos aumentaría el apoyo y por tanto la calidad del mantenimiento.
No debemos olvidarnos de Flathub, un caballo de batalla que va en la misma línea de unificación tanto para escritorio como para dispositivos móviles, y es sin duda la piedra angular de lo que podría ser el éxito de la plataforma en esos ecosistemas, de ahí que exijan su compatibilidad. Ya es innegable que el tándem GNOME-Fedora-Flathub se ha vuelto fuerte, la locomotora de un Linux enfocado al usuario tomándose en serio su mercado. Ahora es cuestión de comprobar cómo toda esta normativa y organización se traduce en resultados, sobre todo de cara a la versión 45 del escritorio planeada para agosto. Veremos si las decisiones empiezan a arrojar un planteamiento mucho más orgánico ahora que GNOME ha demostrado que su diseño y adopción están en auge.
Enlaces y documentación: